Sin duda la pasión que se vive en un derbi es otra, son partidos en los que todo jugador sueña con participar. Consagrarte en un clásico implica entrar a la elite de los mejores, distinción que solo unos cuantos pueden presumir, pero para lograrlo no basta con tener talento, no basta con ser diferente, no basta con ser espectacular, se necesita otro ingrediente: carácter.
El Real Madrid terminó ganando el derbi madrileño simplemente porque es mejor equipo que el Atlético, los rojiblancos tuvieron una ventaja que simplemente no pudieron manejar cuando una avalancha blanca se fue contra ellos. Lo curioso del caso es que no aparecieron los llamados “Nuevos Galácticos”, la victoria de los blancos fue gracias a tres jugadores de bajo perfil, pero que cumplen extraordinariamente bien con su función, tres jugadores que quizás no tengan los grandes reflectores porque se preocupan más por jugar al futbol, tres jugadores que no son ni siquiera de los que mas cobran, pero sí de los que mas rinden. Xabi Alonso hizo prácticamente una calca del gol que consiguio ante el Sporting apenas 8 días antes, es el cerebro del Real Madrid y sin él la media cancha blanca sufre, cumple como constructor y defensor, aparece siempre en los momentos críticos y ahora empieza a marcar goles. Arbeloa culmino de manera brillante una jugada individual por su banda, tiene una ida y vuelta envidiable, su aporte es tanto defensivo como ofensivo y una garantía para salir jugando desde propia meta. Por ultimo el Pipita (otra vez el Pipita) estuvo donde tenía que estar para hacer lo que ya es natural en él, el gol. Tres jugadores, tres goles y una coincidencia, el carácter para jugar un derbi, carácter que el Atlético, no encontró, apretó al final pero simplemente no pudo. La victoria fue merengue y deja la antesala puesta para un clásico donde seguramente habrá mucho fútbol, pero sin duda será el carácter el que determine el rumbo de una liga que hoy sigue siendo de dos.
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